Cada día que pasa la cifra de la deserción estudiantil incrementa, la falta de un óptimo servicio de transporte público, un servicio de comedor que garantice alimentación y el deterioro constante de la calidad de vida, hace que los jóvenes abandonen las aulas de la Universidad de Los Andes (ULA) en Mérida para emigrar o dedicarse únicamente a trabajar.
La cifra de la deserción estudiantil refleja que las aulas están quedando solas, para el año 2012 la matrícula inicial de estudiantes fue de 44.488 y finalizó con 37.129, sin embargo, para el año 2019 la matrícula inicial de inscritos fue de 26.635 y finalizó con 21.555, de los cuales, actualmente asisten a clases al menos 12.000.
De acuerdo a la universitaria Lesly Sánchez, la situación actual los tiene entre la espada y la pared: «Debemos elegir entre quedarnos o irnos del país, elegir entre estudiar o trabajar, demostrar si podemos seguir adelante o sumergirnos en esta crisis».
Lamentó que cerca de 18.000 estudiantes se han marchado de Venezuela; y sostuvo que pese a esto, se mantendrán firmes y en las calles exigiendo sus derechos. «Hemos denunciado siempre lo que pasa en nuestro país y no nos rendiremos nunca, invitamos a todos los ciudadanos a que se sumen a esta lucha», añadió.
Por su parte, Ludwin Piñero denunció que la «administración» de Nicolás Maduro se ha enfocado en violentar la autonomía universitaria que ha perdurado 234 años y es la garante de que la ULA este posicionada entre las mejores instituciones educativas del mundo a pesar de la asfixia económica y los ataques contra su dirigencia y autoridades. «Seguimos dando la batalla en cualquier espacio», enfatizó.
Los universitarios deben enfrentarse cada día a la falta de transporte público y al reiterado aumento del precio del pasaje, la inseguridad en las calles por la ausencia de vigilancia policial, cortes eléctricos diarios que les impiden estudiar o hacer trabajos a través de equipos tecnológicos, dificultad para acceder a los recursos; libros, copias o guías, los altos costos del alquiler de viviendas para quienes son de otros estados del país y una lista extensa de problemas que son competencia del Estado.
Actualmente estudiar en Venezuela representa un sacrificio enorme para muchos, pese a que la Constitución expresa que la educación es gratuita, los gastos demuestran lo contrario, sin embargo, ahí continúan algunos jóvenes, formándose profesionalmente, quienes para muchos no son estudiantes, sino héroes.