Entre las fallas graves que registra Naiguatá, la parroquia turística por excelencia de Vargas, está la falta de luminarias que en ocasiones, sumada a la ingesta de licor y al mal estado de la vía, han derivado en accidentes de tránsito.
“La salida del pueblo está oscura y también desde Carmen de Uria hasta Tanaguarena (Caraballeda), que es un tramo bastante peligroso porque tiene curvas”, explicó José Mayora, un taxista del pueblo.
Lamentó que la Gobernación disponga de recursos para embellecer las fachadas de algunas viviendas, cuando la carretera principal de la parroquia ni siquiera cuenta con ojos de gato.
Sostuvo que el alumbrado de la vía se acaba en Carmen de Uria porque allí está un puesto de la Guardia Nacional.
“De los pocos buses que quedan prestando servicio algunos se han quedado accidentados en plena vía y los pasajeros deben caminar exponiéndose a todo por esa calle oscura”.