El rostro de la capital zuliana este domingo no tuvo una descripción más cierta que la cantada alguna vez por el ilustre gaitero Ricardo Aguirre cuando la describía como «Maracaibo marginada y sin un real».
Así lo demostró el lente del fotógrafo Isaac Paniza, quien captó a una desolada Maracaibo un Día del Padre, jornada que en otrora era de lo más convulsionada por el tráfico y la alegría de sus habitantes que colmaba sus calles y avenidas.
La crisis de la Venezuela actual no escapó a los padres zulianos, que lo menos que vieron fue regalos, comercios y restaurantes que visitar.
Los marabinos prefirieron quedarse en sus casas, para al menos compartir en familia, un placer al cual gracias todavía no se les ha privado.